Terminar con dogmas implantados
Se cree falsamente que el crecimiento y la edad van de la mano y que el niño va creciendo hasta hacerse viejo. Nada mas alejado de la realidad. Consideremos que solo el conocimiento por medio del aprendizaje es crecimiento verdadero.
El gran problema que tenemos es que desde la mas tierna infancia, nuestros mayores, ya sean padre, abuelos tíos, maestros, nos han dicho que y como tenemos que pensar y actuar ante cada situación, como vestirnos, que comer, que podemos o no decir, etc. Nos fueron programando mentalmente para actuar como maquinas, como autómatas, sin una real decisión propia. Hoy los medios de comunicación también aportan lo suyo en este aspecto, somos “idiotas útiles”, despertemos ya de este sueño, rompamos esas cadenas que nos atan a la esclavitud, seamos nosotros los dueños de nuestro propio crecimiento, decidamos como crecer. Ninguno de nosotros escapa a la realidad de que desde la más tierna infancia nos fueron implantando este estado de conciencia somnolienta. Necesitamos despertar ya.
Pero despertar requiere de mucho valor, mucha decisión para enfrentar al mundo y decirle voy a ser yo, un ser auténtico en crecimiento. Muchas veces hemos nadado a favor de la corriente, pero éramos nosotros los que nadábamos libremente? O era la corriente que nos arrastraba con nuestro consentimiento?
Nademos contra la corriente, tenemos que sentir ese flujo de energía inconsciente de sonámbulos que intentan llevarnos a la rastra.
Nos han manipulado durante años, llegó el momento de decir basta, de enfrentar lo irreal y romper las cadenas que solo nos permitían envejecer pero no crecer.
El reloj hace tic tac y no va a abandonar su ritmo, no quiere despertar. Muchos seres valientes e inteligentes jamás quisieron abandonar la máquina del tiempo que controló sus vidas.
Debemos ser libres, tal vez a nosotros también nos llamen herejes.
Todo es mental, por eso es bueno ser optimista, aunque la humanidad no de signos de sensatez, pretendiendo mantener los mismos moldes que la llevaron a encallar en esta playa cósmica con intolerancia y persecuciones, con fanatismos religiosos, con los mismos temores y horrores de un cavernícola, ese que se quedó en la cueva, allá en la prehistoria.